jueves, 22 de diciembre de 2011

CHESTERTON TIENE RAZÓN… una reflexión para Navidad



De las obras musicales del Barroco, particularmente me conmueve el concierto que Corelli compuso para la noche de Navidad (Concerto Grosso Op. 6 N°8 “fatto per la notte di Natale”)… Una verdadera joya! *

El “vivace - grave” del inicio – que es imponente –  representa según los entendidos la crucifixión de Jesucristo; por su parte el final de la obra es un bellísimo movimiento “pastoral” – que según los mismo entendidos – representa la Natividad.

Es decir, que para Corelli, su homenaje a la Navidad comienza con lo más radical y lo más jodido difícil de la vida de Cristo: su entrega, su sacrificio.

A mí, honestamente, este enfoque me gusta… y me gusta porque me obliga a reflexionar qué es realmente lo que yo, Juancho Pérez, como católico de “a pie” estoy celebrando en esta fecha.

G.K. Chesterton, con su brillante y afilado estilo londinense, se ocupó con profunda seriedad (y también con buen humor) de estos temas en muchísimos de sus escritos, libros y artículos, tanto así que le valió  el título post-mortem de “Defensor Fidei”, pero en esta precisa oportunidad viene en mi ayuda un extracto sobre la Navidad de su libro “La mujer y la Familia”, en el cual plantea que esta Fiesta que tuvo que ser rescatada en el siglo XVII de la tristeza, debe ser rescatada ahora en el siglo XX (y XXI) de la frivolidad.

Cuando hablamos de frivolidad, no me refiero a París Hilton con su perrito rosado – eso sería aparte de trillado, necio y distante – sino a lo que el mismo Chesterton define en forma estupendamente clara, como “el intento de alegrarse sin nada sobre lo que alegrarse”. Aquí sí estamos en un terreno común a todos.

Un tipo alegre por la alegría, es algo tan fatuo y fastidioso como esos patéticos (y vaya que hay!) enamorados del amor… Uno se enamora de alguien, así como uno se alegra y celebra por algo.

En Navidad estamos celebrando – al menos yo como cristiano – la llegada de Dios hecho Hombre y su Buena Nueva, un verdadero regalo. De allí, los regalos.

En Navidad estamos recordando – al menos yo como cristiano – aquella Familia del Pesebre. De allí las fiestas y el reencuentro familiar.

En Navidad estamos alegres – al menos yo como cristiano – porque todo este agite contemporáneo, toda esta corredera cotidiana, los reveses y sinsabores, y también los logros y buenos ratos, cobran sentido en la figura de Cristo.

Desechar el aspecto divino de la Navidad y exigir sólo el humano - concluye Chesterton - sería pedir demasiado a la naturaleza humana. Sería pedir a los ciudadanos que iluminen la ciudad por una victoria que no ha tenido lugar.

Por eso me gusta que Corelli comience con su “vivace - grave”…

Por eso, para mí, Chesterton tiene razón…

Feliz Navidad!


Juancho Pérez



1 comentario:

  1. Juancho:Quiza yo sea uno de esos"pateticos enamorados del amor".Pero creo que demas del amor como sentimiento personal, que como tu dices es hacia alguien o hacia algo, existe lo que creo podemos llamar el mundo del amor" que que se concreta en el Nacimiemto de Jesus. Es el mensaje de que algo existe mas alla de lo material, incluso de lo meramente humano, y que debe reflejarse en una actitud de vida hasta o para los que no creen en la Divinidad de Cristo.Por eso yo creo que existe une Navidad para todos.
    Porlo demas me gusta mucho tu articulo, Sigue escribiendo y te seguiremos leyendo.DDB

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