martes, 22 de enero de 2013

UN BUENAGENTE SIN TROFEO




Vivimos en un mundo en el cual se gana o se pierde, así nos han enseñado, así funciona… Claro que con matices, enfoques y maneras de abordarlo. Por ejemplo, a mí los jesuitas me enseñaron desde niño que si ganábamos debíamos ser “caballeros” y respetar al contendor… y si perdíamos, pues a continuar con bríos…

Pero la verdad, es que cuando leí esta noticia que les comentaré de seguidas, me “sorprendió” en las 3 acepciones que el DRAE hace del término: 1.- me tomó desprevenido, porque ya uno no suele encontrar noticias así; 2.- me conmovió, por lo raro e imprevisto de esta clase de conductas; y 3.- me permitió descubrir lo que otro – en este caso en particular, el corredor Iván Fernández Anaya – ocultaba o disimulaba.

Les refiero la historia. El pasado mes de diciembre, en la localidad Navarra de Burlada (España), se celebró una carrera de cross-country. Atletas de diversas nacionalidades compitieron, como es lo natural en estos eventos. De hecho, la carrera estuvo punteada buena parte y hasta el final por el corredor keniata Abel Mutai (medallista olímpico en Londres 2012). En segundo lugar y a cierta distancia le seguía el español Iván Fernández Anaya.

Al entrar en el tramo final y a unos escasos 50 metros de la meta, Mutai confundido afloja el paso en su carrera pensando que ya había terminado. Ante las señas del público que le indicaban continuar y que aún no había terminado la carrera, Mutai (sin entender ni una palabra de español) les corresponde con gestos de saludo…

Iván Fernández se percata de la situación. Tiene dos opciones: apretar el paso y ganar la carrera ante el despiste del puntero keniata, o la otra opción, hacer lo que hizo.

Fernández corre hasta colocarse detrás de Mutai, y comienza entre señas, empujones y ánimos a indicarle dónde está la meta.

Abel Mutai ganó la carrera de Navarra. Fernández quedó en segundo lugar, perdió. Esta vez decidió perder…en este mundo nuestro, en el cual se gana o se pierde.

Y yo concluyo, que a mi enseñanza jesuita de infancia sobre el ganar y el perder, le falta una posibilidad: también se puede ser “caballero” sin ganar.


Juancho Pérez
@jonchoperez