viernes, 16 de marzo de 2012

SAN PATRICIO contra druidas, herejes y beatos!



Habrá quien piense – con indignación y rasgadura de vestiduras – que la batalla que Patricio, Obispo de Irlanda,  libró en su tiempo contra druidas y herejes, hoy la ha perdido.

Yo, en la víspera de la celebración del (lo pondré en inglés para que suene cómo es) Saint Patrick´s Day, compartiré con ustedes mi punto de vista, mientras me tomo con calma una cerveza negra en su honor.

Primer sorbo.

Es verdad, resulta cosa de bobos la banalización que se hace de una fiesta religiosa. Que si la 5ta avenida de Nueva York con parade, gentío, cámaras, japoneses, etc… Que si los Irish Pub del mundo entero con happy-hour, promociones y música de U2 y The Cranberries a todo volumen…  Que si litros de cerveza y borrachera… OK, lo típico!

Eso no es exclusivo de San Patricio e irlandeses. También ocurre en Margarita con La Virgen del Valle, en Cumaná con Santa Inés, en Pamplona con San Fermín, en Semana Santa… en Navidad… en fin… Resultará bobo para los bobos, pero atención: ya sea con cerveza, con duendes y tréboles, con U2 a todo volumen y japoneses… la celebración se está dando, se está celebrando la fiesta de un Santo. No nos intimidemos ni nos confundamos.

Segundo sorbo.

Claro y sencillo. Ese fue el demoledor estilo de este monje para poder hablarle a los rústicos habitantes de una Irlanda entregada a druidas y paganismo, y convencerles de su mensaje cristiano… y es que no podía ser distinto, si se ponía muy complejo a pontificar sobre temas estratosféricos, jamás lo iban a entender aquellos hombres contemporáneos suyos… pero ojo! estos hombres contemporáneos nuestros tampoco.

Tercer sorbo.

Inteligente y valiente. Con un trébol explicó – ocurrentemente – una abstracción tan difícil de entender como lo es la Santísima Trinidad: tres partes de una misma entidad. De allí el trébol como símbolo de Irlanda, de San Patricio y de su día. Y a la vez, con coraje se plantó delante de amenazas y triquiñuelas de los que mandaban por aquellos lados, y que comprendían que Patricio había llegado para barrerles del mapa a ellos y a sus disparatados engaños "mágicos".

Cuarto y último sorbo.

Patricio fue un hombre de su tiempo y actuó de acuerdo a su tiempo. Hoy nos toca a nosotros ser hombres de nuestro tiempo. Nos toca entre tanta bulla comprender lo que está pasando y cómo debemos actuar, sin aspavientos, sin horrorizarnos ni hacer escándalos, pero con sencillez, claridad y decisión. Cada quien sabrá.

Así las cosas, mañana 17 de marzo, día de San Patricio, me tomaré en su honor otra cerveza negra, pero eso sí: con mucha devoción!

Juancho Pérez