Hace algunos años (en Inglaterra) tuve la oportunidad de ver
a un “gurú” del management en pleno performance…
La empresa en la cual yo trabajaba entonces, nos hizo llegar un sobre personalizado
y con breve esquela a aquellos que asistiríamos al seminario de no-me-recuerdo-que importantísimo-tema-gerencial,
el libro del “gurú” de turno y nos sugería que para aprovechar mejor la charla,
leyéramos el librito antes (cosa que por cierto no hice).
Sólo eché un ojo en
la solapa del libro para ver el curriculum del autor: tantos años en altos
cargos en varias importantes empresas, experto en coaching & management, reconocido
hombre del mundo corporativo, etc, etc, etc.
Del performance
recuerdo lo siguiente: alguna broma tipo “stand-up comedy” para comenzar y
romper el hielo, mucho PowerPoint; muchas cifras, tendencias y datos de
actualidad (p.e. la vertiginosa emergencia de los países emergentes) a los que
la audiencia siempre reaccionaba con un unísono WOW!; luego alguna historia
“touching” de un caso conmovedor para conmover a la audiencia; y para finalizar
tips en cápsulas sobre el "Éxito"…
A mí me resultó más aburrido que decepcionante.
Pasó el tiempo, cambié de trabajo y me tocó – precisamente
esta semana - por segunda vez en mi vida, tener un encuentro cercano con (no 1
sino 2) “gurúes” del management. El lugar: Bélgica.
El performance prácticamente igual, esa es la fórmula:
chiste inicial, mucho PowerPoint, cifras, datos y tendencias, historia
conmovedora y tips.
Pero esta vez, sí hubo algo que captó mi atención.
La charla sería sobre cualquier-importantísimo-tema-corporativo,
pero el primer “gurú” dió, casi al final, un giro en la presentación y comenzó
a hablar del malestar en el hombre contemporáneo… Palabras más, palabras menos,
decía que hoy estamos atravesando una terrible ausencia de referencias, una
urgente necesidad de valores, que hemos olvidado ocuparnos del “aquí”, del
“otro”…
El moderador interrumpió al primer “gurú” haciendo una
pregunta al segundo “gurú” sobre el tema
inicial de la presentación (en una elegante faena de cambio de batuta).
El segundo “gurú” retomó el tema inicial de la presentación
bajo el guión: chiste, PowerPoint, cifras, datos… pero también, en un
determinado punto de su performance,
cargó contra el enfoque de la vida actual, la pérdida de sentido, la necesidad
de atender a las cosas importantes…
Esta segunda vez, el moderador no interrumpió.
En Europa estos son tiempos de “indignados”, de recesión, de
ajustes serios y duros en países “PIGS” (peyorativas siglas en inglés para
referirse a Portugal, Italia, Grecia y España) y también en los no tan pigs…
Ahora estamos en tiempos de reflexión y acción ante las "fallas", y ya no más ante tiempos de celebración del "éxito"…
Ambos “gurúes” eran tipos profesionales, y cerraron sus
presentaciones retomando el tema inicial para el cual fueron
invitados/contratados… pero allí, ante todos, manifiestamente y “de contrabando”
dejaron bien claras sus preocupaciones sobre estos tiempos…
Pero esas inquietudes, esas angustias, esas alarmas que prendían,
esas llamadas de atención, esos clamores, no son nada nuevos... no son ningún
descubrimiento, no son exclusivos de estos tiempos…
La solución tiene como Buena Nueva por ahí como 2.000 años…
Lo jodido es aplicarlo, pero es lo que hay que hacer.
En cuanto a mis experiencias con "gurúes" he decidido no
quejarme más... aquella vez conocí Londres, esta Bruselas.
Juancho Pérez
Ante tan buenas locaciones para oir charlas tipo, creo que el gurú eres tú...
ResponderEliminarEs buena la reflexión que hacen, el exceso de confort hace que a veces olvidemos que para hasta ese punto es necesario plantearse cosas y ver que el mundo no se mueve solo por inercia. Bueno Juancho un placer leer tu blog
Magnífico. Todo es vivido y todo falta por hacer, sin olvidarnos del hombre.
ResponderEliminarNo hay que cerrar los ojos a la realidad. El mundo está mal. Y con los medios de comunicación y tecnologías, aunque manipulen la información, no tenemos excusas para no saber lo que está pasando. Pero no podemos dejarnos llevar por la palabraría y actuar más. El cambio empieza por uno mismo. Y como tú mismo dices, la solución nos las dieron hace 2000 años, cuando nació Jesús en Belén y murió en una cruz por nosotros. Así, que a dar testimonio de vida, viviendo como Jesús nos enseñó.
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