a mi hijo Sebastián…
Yo no soy fanático del béisbol, tengo años sin ir al estadio, a ningún
estadio, no me sé ni me importa el nombre del “roster” completo de
ningún equipo, no tengo gorra, ni franela de ningún equipo nacional ni
extranjero... y para rematar nunca fui bueno jugando a la pelota…
A veces veo algún jueguito por televisión, pero nada más…
Sin embargo, pese a todo lo anterior soy magallanero!
Aquí comienza mi confesión…
Imagino que debe haber sido por influencia de mi papá, pero sólo por
ello, por influencia, que yo decidí hacerme seguidor de los Navegantes
de Magallanes…
Quiero dejar bien en claro que mi decisión nunca me fue impuesta, ni
siquiera sugerida. De hecho, tan no puede haber sido así que ninguno de
mis otros hermanos siguió este camino…
Yo elegí ser magallanero por decisión personal y libre, y desde
chiquitico… y nunca, jamás, he pensado en cambiarme de equipo…
Pero claro, esta mañana, al ver la noticia de la eliminación de
Magallanes a manos de los Leones, con resultado de 18 carreras a 5, en
el José Bernardo Pérez, y después de una actuación tan mala como la de
esta temporada, la pregunta vuelve a darme vueltas en la cabeza, ¿pero
por qué carajo los magallaneros seguimos siendo magallaneros?
Aquí comienza mi reflexión…
La respuesta me la dio esta mañana Sebastián mi hijo…
Él también es magallanero, incluso con más mérito que yo, porque tiene a
sus abuelos maternos, a su abuela paterna, a su mamá, a su hermana, a
sus tíos y a sus primos (es decir, todo su entorno inmediato) en el
equipo contrario, y además porque le gusta el béisbol y como todo niño
quiere que su equipo gane, y Magallanes no le da ese gusto…
Anoche, comenzamos a ver el juego en el televisor de su cuarto,
Magallanes empezó ganando, pero muy pronto comenzó la agonía, era el
juego decisivo para la subsistencia del equipo, y cuando empezó la
paliza a mí me provocaba apagar el televisor o al menos cambiar el
canal, pero no podía tener esa actitud frente a mi hijo, así que me
quedé allí calladito viendo aquella clínica de errores y cagadas… Hasta
que este chipilín de 6 años recién cumplidos se me quedó viendo y me
dijo (yo se que no era verdad): “Papi tengo sueño, mañana vemos como
queda el juego…” Ya los dos sabíamos que estábamos eliminados…
Esta mañana salí para la oficina tempranito, y llamé a la casa
calculando que ya Sebastián estaría despierto para informarle
oficialmente que Magallanes estaba eliminado… Además, hice una cosa que
me da pena confesar, pero es parte fundamental de esta reflexión… Le
pregunté, así como dejándole una puerta abierta, y pensando que quizá no
sea justo que este niñito tenga que calarse las mismas angustias que yo
(y el resto de los magallaneros nos hemos calado a lo largo de los
años): “Mira Peta ¿y ahora a quién le vas?...” “A Magallanes papi…”
Puede que uno no lo recuerde bien, pero sí hay un momento en que uno
oficialmente se convierte en magallanero, y es cuando nos dan una paliza
como la de anoche y uno se levanta, eliminado y humillado y todavía
tiene las "santas pelotas" de decir: será el año que viene…!!!
*escrito el 29/12/2010 al día siguiente de la eliminación...
Juancho Pérez
Juancho Pérez
Pues yo soy cardenalera, a pesar de que no sigo las temporadas y tampoco me se los nombres de los jugadores, para mí es algo de tradición familiar y orgullo de mi terruño, así nos eliminen como al Magallanes.
ResponderEliminar¡Qué orgullo por Sebastián!, fiel a su equipo en las buenas y en las malas.
Rosana