Habrá quien
piense – con indignación y rasgadura de vestiduras – que la batalla que
Patricio, Obispo de Irlanda, libró en su
tiempo contra druidas y herejes, hoy la ha perdido.
Yo, en la
víspera de la celebración del (lo pondré en inglés para que suene cómo es) Saint Patrick´s Day, compartiré con
ustedes mi punto de vista, mientras me tomo con calma una cerveza negra en su
honor.
Primer
sorbo.
Es verdad,
resulta cosa de bobos la banalización que se hace de una fiesta religiosa. Que
si la 5ta avenida de Nueva York con parade,
gentío, cámaras, japoneses, etc… Que si los Irish Pub del mundo entero con happy-hour, promociones y música de U2 y
The Cranberries a todo volumen… Que si litros
de cerveza y borrachera… OK, lo típico!
Eso no es
exclusivo de San Patricio e irlandeses. También ocurre en Margarita con La
Virgen del Valle, en Cumaná con Santa Inés, en Pamplona con San Fermín, en
Semana Santa… en Navidad… en fin… Resultará bobo para los bobos, pero atención:
ya sea con cerveza, con duendes y tréboles, con U2 a todo volumen y japoneses…
la celebración se está dando, se está celebrando la fiesta de un Santo. No nos intimidemos
ni nos confundamos.
Segundo
sorbo.
Claro y
sencillo. Ese fue el demoledor estilo de este monje para poder hablarle a los
rústicos habitantes de una Irlanda entregada a druidas y paganismo, y
convencerles de su mensaje cristiano… y es que no podía ser distinto, si se
ponía muy complejo a pontificar sobre temas estratosféricos, jamás lo iban a
entender aquellos hombres contemporáneos suyos… pero ojo! estos hombres
contemporáneos nuestros tampoco.
Tercer
sorbo.
Inteligente
y valiente. Con un trébol explicó – ocurrentemente – una abstracción tan
difícil de entender como lo es la Santísima Trinidad: tres partes de una misma
entidad. De allí el trébol como símbolo de Irlanda, de San Patricio y de su
día. Y a la vez, con coraje se plantó delante de amenazas y triquiñuelas de los
que mandaban por aquellos lados, y que comprendían que Patricio había llegado
para barrerles del mapa a ellos y a sus disparatados engaños "mágicos".
Cuarto y
último sorbo.
Patricio
fue un hombre de su tiempo y actuó de acuerdo a su tiempo. Hoy nos toca a
nosotros ser hombres de nuestro tiempo. Nos toca entre tanta bulla comprender
lo que está pasando y cómo debemos actuar, sin aspavientos, sin horrorizarnos
ni hacer escándalos, pero con sencillez, claridad y decisión. Cada quien sabrá.
Así las
cosas, mañana 17 de marzo, día de San Patricio, me tomaré en su honor otra
cerveza negra, pero eso sí: con mucha devoción!
Juancho Pérez
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